martes, 12 de octubre de 2010

PRESENTACIÓN DE "LECTURAS TATUADAS"

TATUANDO LA PIEL DEL TEXTO

"Soltando aquí una frase, allá otra, como partes separadas del conjunto, desviadas, sin designio ni plan, no se espera de mí lo que haga bien ni que me concentre en mí mismo. Varío cuando me place y me entrego a la duda y a la incertidumbre, y a mi manera habitual que es la ignorancia".
Miguel de Montaigne
1
Se considera al ensayo un género literario en el que confluyen ideas y reflexiones, puntos de vista y criterios basados en la lógica. Algunos lo denominan "literatura de ideas". No es necesario aplicar una metodología hiperacadémica, sin embargo existen lineamientos y orden que el autor le va otorgando conforme desarrolla sus ideas, a través de una tesis.
También se afirma que "el ensayo consiste en la interpretación de un tema (humanístico, filosófico, político, social, cultural, deportivo, etc) sin que sea necesario usar un aparato documental, de manera libre, asistemática y con voluntad de estilo. Se trata de un acto de habla perlocutivo". (1) José Ortega y Gasset lo define como "la ciencia sin la prueba explícita". Y Eduardo Gómez de Baquero sostiene que: "El ensayo está en la frontera de dos reinos: el de la didáctica y el de la poesía y hace excursiones del uno al otro". (2) Esta definición se acomoda mejor a la obra "Lecturas tatuadas", del escritor guayaquileño Jorge Velasco Mackenzie; cuyo fin es el proceso de aprendizaje de nuestra literatura, la reflexión en torno a la música popular y las artes plásticas. Su escritura tiene filtros poéticos y filosóficos. El estilo de ensayista lo obtiene desde diversos enfoques, es decir desde su experiencia como lector-investigador que emite criterios fundamentados en el análisis, hasta la libertad de moverse entre lo reflexivo y lo no metódico, entre lo creativo y lo concreto, entre lo pasional y lo ficcional. Por ello, es pertinente en este caso vincular al ensayo literario con la crítica literaria, aunque ésta sí es metódica y exclusivamente académica. Al respecto, Manuel Corrales Pascual ha manifestado que: "La crítica literaria es la historia de una lectura. Esta proposición tan simple en apariencia, encierra muchas complejidades". (3)
Es importante recordar que tenemos grandes cultores ecuatorianos de este género: Juan Montalvo, Benjamín Carrión, Agustín Cueva, Augusto Arias, Ángel Felicísimo Rojas, Miguel Donoso Pareja, Jorge Enrique Adoum, Raúl Andrade, Fernando Tinajero, Bolívar Echeverría, Antonio Sacoto, Jorge Salvador Lara, Fernando Balseca, Humberto Vinueza, Oswaldo Hurtado, José De la Cuadra, Alicia Ortega, Alfredo Pareja Diezcanseco, Edmundo Ribadeneira, Isaac J. Barrera, Filoteo Samaniego, Pedro Saad y muchos más.
2
El tatuaje posee múltiples implicaciones: religión, arte, señal, marca, codificación del inframundo y marginalidad. En otras épocas se constituía en el estigma tipológico de delincuentes, asesinos, psicóticos y enajenados.
"Las distintas culturas que utilizaron el tatuaje lo hicieron de distintas maneras; tanto como arte, en el sentido de creación de significados rituales o simbólicos, como ocurría en el Antiguo Egipto, como para marcar o señalar a los criminales, que es el caso de las antiguas Grecia y Roma". (4)
Sin embargo, la significación de este término cambia con lo que podríamos denominar tatuaje semiótico; partiendo de la novedosa producción literaria de Velasco Mackenzie: "Tatuaje de náufragos" (novela), "Tatuajes para el alma" (teatro), "Lecturas tatuadas" (ensayo, "Poemas tatuados" (poemario inédito). Se trata, por consiguiente, de un tatuaje formado por palabras y múltiples sentidos; porque se está haciendo referencia a la marca candente en la piel y estructura del texto, algop así como un leit motiv que parte desde lo figurativo a lo psíquico.
Este libro es un ensayo ágil, breve, sencillo; provoca el intercambio de ideas entre el texto (conductor del conocimiento) hacia la praxis del lector (lo cual incluye su experiencia, su estar en el mundo como lo diría Jean-Paul Sartre). Se divide en dos partes: "Palabras tatuadas" e "Imágenes tatuadas". editado por Campaña Nacional Eugenio Espejo por el Libro y la Lectura, colección lunadepapel (2009). La primera parte indaga en la Historia inventada, la Literatura y lo imaginario; mientras que la segunda, aborda la apreciación de las lecturas propuestas por algunos artistas plásticos en lienzos, mármol y otros soportes y materiales; además de exponer la experiencia del autor en calidad de curador del Museo Municipal de Guayaquil.
3
En "El búho en el espejo" el autor indaga su trayectoria vital, como persona humana y como fabulador; haciendo una analogía entre el escritor y el búho. Afirma que: "El escritor (...) noche tras noche, busca el alimento del ´verbo encarnado` y lo devora para convertirlo en texto". (5) También que "el autor encuentra en sus tejidos verbales una forma de vivir, apartándose de ese mundo que no lo entiende, que lo rechaza". (6) Y en cuanto a su ciudad, dice: "Si Guayaquil fuera como el búho y se mirara en el espejo, también chillaría de horror al verse hoy regenerada, no lucir como la guisa de antaño..." (7) Luego de muchas lecturas, el autor llegó a la siguiente conclusión: "para un escritor, las palabras son lo que ya no existe". (8) Manifiesta, como siempre lo ha hecho en varias entrevistas, que él escoge sus lecturas y amistades; mientras que sus enemigos lo escogen a él. (9)
En "La palabra labrada en los libros" expone lo que Lezama Lima denomina la "teoría de la dificultad"; aquella que parte desde una "dificultad estimulante" hacia una "dificultad adquirida". Confiesa nuestro ensayista que le atraen las "construcciones verbales complejas". Cierra este texto con un juego de palabras que se vinculan con la poesía de Francisco Tobar García (cf. "La luz labrada"): "...donde un pasajero espera esas palabras labradas en la luz de sus hojas". (10)
4
En "el que la pone se la lleva: Encores de Julio Jaramillo (10 pistas para leer la vida de un ídolo popular)" desarrolla un formato imaginario de un disco de antaño de larga duración. en el contenido de los lados A y B se pueden degustar los temas con sabor a versificación. De aquí surgen dos breves y sustanciosos poemas:
LADO A:
De la dialéctica
Puesta en escena
El lagartero confesor
Hasta aquí nomás, hermano
Si él toca para nosotros.
LADO B:
Hay tantos Julios
Relentes y encores
Hazañas
Rocola sangrienta
Miércoles de ceniza.
Por otro lado, estos posibles versos sintetizan el ser y el estar de Julio Jaramillo en el mundo. Sin profundizar en lo estrictamente musical, el autor expone un discurso lúdico, lógico y metafórico. La marginalidad se funde con lo mítico. La leyenda surge como dolor de la clase oprimida (llámesele: clase media, clase baja, "hombre masa", atendiendo a las características y diferencias inherentes); y se va convirtiendo en exquisitez de lo prohibido, de lo censurado. Se construye, así, una estética de la marginalidad. "El sentido de la exclusión es el fin de los mitos humanos que al ser sagrados son separados. Como ser divino, el personaje mitificado se encuentra solo". (11)
Julio Jaramillo es la expresión del guayaquileño. Por tal motivo, "mezcló cinismo y vida nacional, paralelismo entre libertad y compromiso vital con las grandes masas". (12) Menciona a Olimpo Cárdenas, lo cual es un acierto pues éste también es un referente iconográfico de nuestra música popular que siempre debemos recordar.
5
"Literatura ecuatoriana: una memoria que se inventa" es un brevísimo texto que condensa la producción narrativa ecuatoriana del último cuarto del siglo anterior. Considera que a partir de la publicación de la novela "La Linares" (1976), de Iván Egüez, se origina en Ecuador una ruptura de nuestra narrativa en relación a la literatura indigenista y al realismo social de 1930. Esa ruptura, afirma, acontece concretamente con lo que él denomina: Generación de 1970. Se basa en la producción de aquella época -y no en los autores-, pues a través de todas las partes que conforman "Lecturas tatuadas", Velasco Mackenzie deja entrever que las obras literarias son las que realmewnte aportan con el hecho cultural y concuerda con el corolario de la Estética y del Arte, que propugna la no separación de lo ético y lo estético. Nombra obras importantes, como: "Ana la pelota humana" (1978) y "Musiquero joven, musiquero viejo" (1980), de Raúl Pérez Torres; "Bajo el mismo extraño cielo" (1979), "Ciudad de invierno" (1978), de Abdón Ubidia; "Oposición a la magia" (1980) "Historias de disecadores" (1978), de Francisco Proaño Arandi; "Polvo y ceniza" (1979), "El ejercicio" (1978), de Eliécer Cárdenas; "Ciudad lejana" (1982), "Un extraño en el puerto" (1998), "El hombre de la mirada oblicua" (1989), de Javier Vásconez; "El círculo vicioso" (1976), "Los tiepos del olvido (1978), de Jorge Dávila Vásquez. Insiste al respecto y concluye que: "el problema mayor de nuestra literatura es la falta de tradición, entendida como transmisión". (13) Decapita a los decapitados modernistas aduciendo que su literatura no trascendió; y quienes sí lograron un cambio radical fueron: Hugo Mayo, Jorge Carrera Andrade y Gonzalo Escudero. Muestra de modo creativo e irónico la no trascendencia y finalmente sentiencia un gran vacío:
"Los terrigenistas del 30 fueron todavía más infecundos, tuvieron hijos que nacieron enfermos y murieron pronto porque el cruce de la sangre era demasiado visible, el lenguaje fue el plasma de la ideología. no hubo de la cuadras herederos de nuestro pan de cada día; ni islas vírgenes rodeadas de cruces clavadas en el agua, los monos enloquecieron y se exterminaron, los que se van se fueron. Lo que sobrevino después de este momento glorioso de la literatura ecuatoriana (...), fue un largo vacío que produjo mucho atraso..." (14)
Destaca a cuatro autores ecuatorianos (siempre apoyándose en sus obras publicadas): Jorge Enrique Adoum, "Entre Marx y una mujer desnuda", "Ciudad sin ángel"; Miguel Donoso Pareja, "Nunca más el mar", "Hoy empiezo a acordarme"; Juan Valdano, "Mientras llega el día", "El río y la sombra"; y Marco Antonio Rodríguez, "Historia de un intruso", "Jaula".
En cuanto al poeta guayaquileño Medardo Ángel Silva, destaca únicamente su prosa. Especula con el tema de la muerte -persistente en la obra de Silva- y en los pensamientos suicidas del protagonista del cuento "El aviso"; y esto lo relaciona con la muerte real del poeta modernista.
"Cuarteto para Hugo Mayo" es un estudio (15) sobre este autor, quien "no había publicado ningún libro unitario pese a que ya contaba con 68 años de edad". (16) Analiza loe elementos vanguardistas presentes en la obra de Hugo Mayo, cuyo verdadero nombre fue Miguel Augusto Egas (Manta, 1898 - Guayaquil, 1988) y su actitud rebelde ante la vida y ante la literatura de aquella época.
"...Hugo Mayo lo que pretendía era otra fundación poética y nacional, sus ´rasgos verbales` nunca olvidan la topografía local, pero eso sí, dentro de la misma poesía vanguardista: lo universal, el cosmopolitismo, lo americano, sus cosas, sus hombres, se fusionan con la aldea, el puerto, el barrio, el zaguán iluminado como una entrada a lo desconocido con imágenes violentas, ésta es la propuesta de su vanguardia beligerante, desafiante de toda tradición estética. Todo esto aconteció en dos décadas, las que van de 1920 a 1940, veinte años de presencia histórica vanguardista, de voluntad de ´ser diferente`, de ahí su autorretrato: ´Soy Hugo Mayo / un poeta distinto /Soy a mi manera / como temo intoxicaros / olviden que soy poeta / les permito llamarme como quieran". (17) El tema y la técnica son distintos y no fáciles de comprender, argumenta Jorge Velasco: "Existe un desacuerdo entre la palabra como signo y la cosa designada". (18)
La segunda parte del ensayo, "Imágenes tatuadas", resalta el trabajo de artistas como: Enrique Tábara, Andrade Faini, Jorge Velarde, Oswaldo Viteri, Milton Barragán, Estuardo Maldonado, Manuel Cholango, Judith Gutiérrez y José Carreño.
6
La novela histórica
En "Hacia la imaginación histórica", Jorge Velasco Mackenzie plantea las características de la novela histórica, a la vez que realiza una reflexión sobre este género en Latinoamérica, lo que denomina "cruce entre historia y ficción como un motivo recurrente". (19) Dichas características son: los nuevos puntos de vista narrativos, los monólogos en elipsis, las visiones panorámicas y la yuxtaposición de objetos. Por ello, sostiene que: "lo más importante de una novela que revisa el pasado debe ubicarse en el propio texto del relato, en su tejido verbal". (20)
Entre las interrogantes que surgen en el autor, vale mencionar la siguiente: "¿cómo contar el episodio histórico del asesinato del general Eloy Alfaro en el parque de El Ejido quiteño, si no acercándose a la prosa narrativa como sucede en la hoguera bárbara de Pareja diezcanseco...?" (21). Asevera que las novelas latinoamericanas parten de vertientes: Se desarrollan en espacios urbanos; la aventura y el peligro; la de personajes siniestros y sanguinarios; la del héroe en su condición natural, con defectos y virtudes; la que va contra el poder establecido y la historia oficial (a la que se designa como "novela en espiral").
7
Yo mejor me escondo, disparo: ¡Bang! ¡Bang!
"Yo mejor me esconco, disparo: ¡Bang! ¡Bang!". (22) Así termina su análisis en "Take Man Donoso Pareja: ¿El texto o la vida?, en el cual exalta la producción ensayística de este gran escritor ecuatoriano. Concuerda en varios aspectos con éste; a la vez que avanza creativamente a través del filosofar de Miguel Donoso Pareja.
En cierto modo, me atrevo a afirmar que tanto Donoso como Velasco Mackenzie concuerdan en lo que sería el descubrimiento del otro, dentro de la narrativa latinoamericana: "otro, siempre censurado, (que) ha pasado a ser en Occidente la mujer, las minorías étnicas, los locos, los inadaptados al pragmatismo de la modernidad, y esencialmente descubren, como ya lo hizo el gran Borges, que yo es el otro". (23)
8
Velasco Mackenzie: ensayista.
Hay hipótesis y criterios que logran fundamentar las propuestas estéticas y las analogías. Sin embargo, no desea que su obra sea netamente un ensayo rigurosamente académico. Por eso se autodenomina "interpretante" y no crítico de arte; aunque es el lector quien decidirá si tiene o no la razón.
A continuación expondremos algunas de sus tesis, a través de toda la obra:
1. "La única posibilidad de universalizar el arte estará siempre en su recepción y no en su
producción". (24)
2. "La validez de un universo poético se mide por su permanencia". (25)
3. "No hay palabras (signos) ajenas a la poesía, la claridad (U oscuridad) de un poema no está
siempre determinada por la extrañeza de la lengua natural. Todo poema, en su accionar,
posibilita un sentido: oscuridad o claridad deben buscarse allí, nunca en los términos". (26)
4. El guayaquileño reconoce al personaje del mito y desea tenerlo a su lado cuando sobrevienen
penas, cuando las culpas amorosas deben pagarse". (27)
5. "Como istmo globalizador, el vanguardismo se muestra como un cuestionamiento a las normas
y realizaciones, de la producción artística imperante (...), el modernismo y el
postmodernismo". (28)
6. "Si la vanguardia es lo que está adelante de su presente, el sistema poético reagruparía
también a los modelos que no trascendieron y que sin embargo tuvieron su ´hora` de
producción". (29)
7. "La literatura es el reino de la ambigüedad y la polisemia de ese reino no tiene
fronteras". (30)
8. "Yo sé que es difícil guardar hechos inventados en los libros, sobre todo si es un libro actual,
contemporáneo, palabra que poco a poco va perdiendo credibilidad, pero es que lo que a mí
me parece bueno, a otro lector o lectora le puede resultar ridículo, no hay memorias paralelas
como no hay lecturas iguales, la operación de leer es íntima". (31)
9. "En la literatura en prosa (novela, cuento) el tiempo se vuelve realmente denso. Existe un
tiempo del relato y un tiempo del lector, esto produce la densidad". (32)
10. "Toda literatura de buena ley obra en dos direcciones: con su tiempo y contra su
tiempo". (33)
11. "Un libro tiene sentido cuando continúa y precede a otro". (34)
12. "La obra es la intimidad de alguien que la escribe en público". (35)
13. "El autor muere pero sus obras sobreviven". (36)
14. "Un autor que se respete siempre lucha por no tener un estilo". (37)
15. "Quizás no somos nosotros los que escribimos los libros, sino los libros nos escriben a
nosotros". (38)
Y así como Raúl Andrade expresara en un disurso pronunciado el 18 de mayo de 1979: "La historia la aprendí de la acción y ejemplo familiares, la gramática en las lecturas interminables, la geografía, caminando como un proscrito de la tierra natal. Y en cuanto a la moral, la sola inquebrantable y válida me la enseñaron mis antepasados para que la mantenga y la honre" (39); intentemos cierto paralelismo al afirmar que Jorge Velasco Mackenzie es un abatallador infatigable que ha aprendido de la Historia y la ha reinventado, a través de su travesía vital d lecturas e investigaciones y al mantener un pensamiento creativo, noble e innovador. Bienvenida sea esta nueva aportación cultural del escritor Jorge Velasco Mackenzie, quien continúa tatuando la piel del texto.
Guayaquil, julio 7 de 2010.
Daniel Calero Solís


Notas:
(2) Ibíd.
(3) Manuel Corrales Pascual en "Sobre la crítica literaria" en Cuadernos, revista de la Escuela
de Literatura de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, septiembre 1987 / Año
10, No. 14, p. 17
(5) Velasco Mackenzie, Jorge. Lecturas tatuadas. Letras, plástica, música. (col. Luna de
papel). Quito: Campaña Nacional Eugenio Espejo por el Libro y la Lectura, 2009, p. 12
(6) Op. cit., p. 13
(7) Op. cit., pp. 14 - 15
(8) Op. cit., p. 17
(9) Cf. op. cit., p. 18
(10) Cf. op.cit., p. 32
(11) Op. cit., p. 116
(12) Op. cit., p. 117
(13) Op. cit., p. 36
(14) Ibíd.
(15) Cf. Re/incidencias. Anuario del Centro Cultural Benjamín Carrión. Quito: CCBC, año V.-No.
5. Vol. 2. Abril 2009.
(16) Velasco Mackenzie, Jorge. Op. cit., p. 59
(17) Op. cit., p. 61
(18) Op.cit., p. 71
(19) Op.cit., p. 42
(20) Op.cit., p. 47
(21) Op. cit., p. 43
(22) Op. cit., 89
(23) Rodríguez Fernández, Mario. Antología de cuentos hispanoamericanos. Santiago de Chile:
Editorial Universitaria, 1998, p. 20
(24) Velasco Mackenzie, Jorge. Op. cit., p. 137
(25) Op. cit., p. 70
(26) Op. cit., p. 76
(27) Op. cit., p.119
(28) Op. cit., p. 74
(29) Op. cit., p.66
(30) Op. cit., p. 56
(31) Op. cit., p. 38
(32) Ibíd.
(33) Op. cit., p. 33
(34) Op. cit., p. 25
(35) Op. cit., p. 20
(36) Op. cit., p. 26
(37) Op. cit., p. 28
(38) Op. cit., p. 29
(39) Re/incidencias. Anuario del Centro Cultural Benjamín Carrión. Quito: CCBC, Año V.-No. 5
Vol. 3. Abril 2009, p. 193

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tus palabras.