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lunes, 6 de octubre de 2014

Eddie Stardust lanzó libro


Eddie Stardust lanzó libro de poesía y cuentos

El texto compilatorio fue editado por El Conjuro. En el lanzamiento estuvo el gestor Daniel Calero.

El poeta guayaquileño Eddie Stardust presentó ayer en la Alianza Francesa un libro que recogió dos de sus trabajos: ‘Alabanzas a Dionisio’ (poemario) y ‘Vorágine’ (selección de cuentos). El libro, editado bajo la asesoría de El Conjuro, posee una versión electrónica disponible en Amazon.com. En la presentación contaron como invitados el editor César Eduardo Galarza y Daniel Calero, poeta y gestor cultural.

También hubo una lectura performántica que dio prioridad a la emoción y al sentimiento. Esta estuvo a cargo de un grupo de poetas de la escena actual, entre ellos Daniela Cevallos, Azael Álvarez, Pablo Romero, Jocelyn Béjar, Daniela Yahag. Los géneros chill out y dubstep sirvieron como fondo musical.

Fuente: Texto y foto: Diario El Telégrafo, Ecuador, lunes 06 de octubre del 2014.

ALABANZAS A DIONISO

Presentación libro ALABANZAS A DIONISO –Karma y Belleza- & VORÁGINE

Poesía y narrativa se complementan en la obra–“Alabanzas a Dioniso –Karma y Belleza- & Vorágine”, de Eddie Stardust (seudónimo de Eduardo Mariño), joven escritor guayaquileño. La primera parte contiene el género poesía (Alabanzas a Dioniso –Karma y Belleza-; mientras que la segunda parte contiene el género cuento.

Dionisio o Dioniso (vocablo usado para nombrar a aquel ser mitológico que da nombre a este libro) hace referencia a ese dios también conocido como Baco (recuérdese el término bacanal y su vínculo con el vino y lo orgiástico).Este dios alude a los sátiros, centauros y silenos. El sátiro es una divinidad silvestre con apariencia de hombre con barba, que tiene cuernos, patas y cola de macho cabrío; de allí el uso de esta palabra para designar al sujeto lascivo. Los silenos eran parecidos a los sátiros, pero tenían orejas, patas y cola de caballo; mientras que los centauros eran seres mitad hombre, mitad caballo.

El mencionado dios tenía como símbolos: el vino, la locura ritual y el éxtasis. Además, la atmósfera dionisíaca está compuesta por: el toro, la serpiente, la hiedra y el vino (ya mencionado). Entonces, la obra de Stardust se constituye -tímidamente- en una loa a lo dionisíaco de la existencia, con un cierto tinte de belleza y de búsqueda de la perfección a través del karma (y consecuentemente de la resurrección como proceso de evolución).

En la primera parte, el poema “Monólogo realista”, mediante reiteradas anáforas manifiesta una rebeldía ante lo instituido por las sociedades tradicionales.

Odio el sol y odio la luna
Odio mis pies y odio mis ojos
Odio a mi padre, odio a mis hermanos
Odio mi música, odio el comercio
Odio la fe y odio al ateo
Odio a los ricos. Odio a los pobres
(Stardust, Eddie. Alabanza a Dioniso –Karma y Belleza-p. 13)

La voz poética también odia la belleza, pero respeta la fealdad; quizá advirtiendo al lector que esta es parte de aquella. Detrás del sentimiento de odio está la acusación a una sociedad sostenida en muchas falacias.

En “Los antiguos” manifiesta que: “En el principio se agrupaban los antiguos / dispuestos a la lucha, / armados contra el miedo” (p. 15); para luego cuestionar al cristianismo impuesto como contracultura:

Sus mujeres
eran y serán el anhelado deseo,
la fecundación que espera su aplastante útero;
condición maldita
para el blanquecino dios que, al son de la fe,
prostituyó su nobleza. (Ibíd.)

En “Oscuridad” se indaga en la psiquis, en el proceso creativo y en la redefinición de la belleza: “Se dijo bien que mal enrumbada estaba la conciencia” (p.18), “ Era una burla tu poesía?” (Ibíd.) “Mal es pues (…) todo, por creer que la belleza se relaciona con el olvido” (Ibíd.).

Una bofetada otorga la voz poética al lector cuando denuncia en el poema “Desvalidos rapaces” que:

Es tan pueril la humanidad,
al punto de que a un holograma cúbico
debemos la alegría,
el compañerismo y las cartas de tristeza. (p. 20)

Es decir, la deshumanización creciente nos condena a un proceso de involución, a la incomunicación, a la nada. Por ello, en otro poema salta sonoramente el siguiente verso: “El vivir es costumbre, el morir es ingenio” (p. 24)

En la segunda parte del libro, “Vorágine”, constan 3 cuentos impetuosos, como un remolino (léase: vorágine). En “Cloe y Raúl” se conjuga lo bello y lo feo como características de los personajes principales. En “El asesino bajo la cama” Erick, el protagonista, quiere construir su entorno, pero descubre que debe deconstruir “su” realidad, más bien: la realidad; para finalmente enterarse desde su óptica y la del narrador, que él es el causante del caos. El lector puede realizar múltiples inferencias hasta desembocar en un criterio bien fundamentado. Hay tres claves de muerte que funcionan como anticipaciones: la del personaje referencial que murió al pie de su escritorio, a causa de una sobredosis de ritalín y aspirinas; la del taxista que murió en el accidente mientras lo transportaba al protagonista; y la del asesinato de Adriana, su mujer. Todo esto, como derivación de una esmeralda que le obsequiara su abuela antes de morir. Entonces surge sobre él la sombra del fin: “La muerte lo buscaba, enviada desde el más allá por Casandra”. Finalmente, la voz narrativa da a conocer al lector que el protagonista después de unos minutos también muere. Se trata de un cuento muy bien delineado en la trama del misterio e intriga.

“Alucinaciones” es un cuento lírico, que juega con la evaporación del espacio-tiempo; intentando alucinar al lector. El poeta “maldito” Arthur Rimbaud aparece como un ser fantasmagórico y evocador de esa chispa de creatividad que busca el artista en el proceso de aprehensión de un universo de ficción. Luego, surge otro personaje, asimismo vinculado a la historia de la civilización: Rafael Sanzio (pintor y arquitecto italiano del Renacimiento, también conocido como Rafael de Urbino), quien le confiesa al narrador-protagonista:

Sufro por tu mediocridad, me lamento de nuestras miradas gemelas. No sabes llevar con orgullo, el peso de tu arte, te humillas por una ilusión constante y te engañas en esa mediocridad que día tras día te engulle y no deja más que desilusiones. Sólo queda tu mirada que es la mía y eso me entristece, eso es lo que me aflige. (p. 51. Traducción del italiano al español realizada por el editor)

Se trata de una autocrítica del narrador-protagonista, crítica que llega –rompiendo el contexto- hasta el autor. Valentía y objetividad serían los calificativos o “humildad académica”.

También se hacen presentes artistas ecuatorianos, tales como: Dolores Veintimilla de Galindo, Medardo Ángel Silva, Julio Jaramillo; y artistas como: Kurt Cobain, Shakespeare, Dalí, Janis Joplin y Frida Kahlo (un modo de rendirle homenaje a sus gustos estéticos). Entre estos personajes tomados de la realidad surge una especie de antítesis entre ellos y el narrador.

Para la segunda edición, Stardust sentirá el impuso de los lectores para incluir otros poemas y cuentos vinculados a su propuesta dionisíaca. Felicitemos a este joven escritor.

Daniel Calero Solís

Guayaquil, agosto 21 del 2014.
Auditorio de la Alianza Francesa de Guayaquil.



jueves, 2 de octubre de 2014

LA POESÍA DE VÍCTOR GARAY OLEAS

Fornicotorreo democrático

Nuestra señora democracia está de plácemes.
Porque su gente cree en alkaseltzer y en la
daguerrotípica decapitación ciudadana.
Porque en primera plana se desvelan a moco
tendido con la diarrea imperial de los
xenofóbicos reformismos migratorios.
Porque los trogloditas del poder con su
patraña del buen vivir en reelección vitalicia,
están criminalizando nuestro insurrecto
inconformismo a punta de correazos y bozales.
Porque con festinosas fraudulencias financieras
nos siguen hipotecando a la bancagada internacional.
Porque los distinguidos desfalcadores del paraíso
fiscalduzac y petrodelgadamente se pavonean
con su temeraria y maliciosa pillhonorabilidad.
Porque los empachados hambreadores del pueblo
constan cretinamente digitalizados en las páginas amarillas.
Porque con neoliberales leoninos y caperucitas rojas
Correistócratas mucho hay que cuidarse con el ojo tuerto
con las taradeces tiranuelas de un mísero maduro lobo feroz.
Y porque, definitivamente, nuestra democoquetocracia,
es una meritocrática mesalina que lo mismo le da
la reconfortante y regalada gana de amancebarse
con bergantes de cuello blanco o charretera.


A calzón quitado

Si hablar a carajazo limpio
y no aborregarnos a calzón quitado
ante aquellos sardanápalos que pretenden
domesticarnos con leyes mordazas
que pulvericen la libertad de opinión,
equivale a no hacer literatura,
me sumo a quienes lo admitan o asimilen,
porque si literaturizar
lamerdosamente,
homosapientísticamente,
honosexualísticamente,
o atosigarnos con la diarreica verborragia
de sabatínicas y sodomíticas sandeces,
de estultísimas hipócritas palabrujas,
entonces allí sí no he de aceptar
que aquello se constituya en
insigne insumo estético artesanal,
sino en indeterminado eructo demagógico,
como insulso producto interno bruto
de cul-turra cínico literaria.


De la rutina y demás desparpajos

Y todos los días el mismo canto del gallo
llamándonos para morir cada mañana en esta vida.
El mismo desayuno de mentiras
que en magro pan de prensa nos traen
los vituperados sicarios de tinta.
Y todos los días iguales sociolistos
perros sarnosos que lambonean y excretan
sus heces sobre amotinadas calles con
agraviados y apaleados tirapiedras.
El mismo horario de trabajo donde nos
ofrecemos al baratillo del peor postor o a
la chatarrosa obesidad del ogro filantrópico.
Y todos los días iguales bólidos que ruedan
asesinando el aire y machadianos caminos.
Iguales voces, veces y reveses,
gritando el mismo libertario canto,
aullando el mismo reivindicante llanto.
Con la misma meritoria meta
de procurar escarbar en todos los días,
las mismas nefríticas noches y
las mismas nimiedades pendejodedoras.
Víctor Garay Oleas
(ecuatoriano)