Presentación libro ALABANZAS A DIONISO –Karma y Belleza- & VORÁGINE
Poesía y narrativa se complementan en la obra–“Alabanzas a Dioniso –Karma y Belleza- & Vorágine”, de Eddie Stardust (seudónimo de Eduardo Mariño), joven escritor guayaquileño. La primera parte contiene el género poesía (Alabanzas a Dioniso –Karma y Belleza-; mientras que la segunda parte contiene el género cuento.
Dionisio o Dioniso (vocablo usado para nombrar a aquel ser mitológico que da nombre a este libro) hace referencia a ese dios también conocido como Baco (recuérdese el término bacanal y su vínculo con el vino y lo orgiástico).Este dios alude a los sátiros, centauros y silenos. El sátiro es una divinidad silvestre con apariencia de hombre con barba, que tiene cuernos, patas y cola de macho cabrío; de allí el uso de esta palabra para designar al sujeto lascivo. Los silenos eran parecidos a los sátiros, pero tenían orejas, patas y cola de caballo; mientras que los centauros eran seres mitad hombre, mitad caballo.
El mencionado dios tenía como símbolos: el vino, la locura ritual y el éxtasis. Además, la atmósfera dionisíaca está compuesta por: el toro, la serpiente, la hiedra y el vino (ya mencionado). Entonces, la obra de Stardust se constituye -tímidamente- en una loa a lo dionisíaco de la existencia, con un cierto tinte de belleza y de búsqueda de la perfección a través del karma (y consecuentemente de la resurrección como proceso de evolución).
En la primera parte, el poema “Monólogo realista”, mediante reiteradas anáforas manifiesta una rebeldía ante lo instituido por las sociedades tradicionales.
Odio el sol y odio la luna
Odio mis pies y odio mis ojos
Odio a mi padre, odio a mis hermanos
Odio mi música, odio el comercio
Odio la fe y odio al ateo
Odio a los ricos. Odio a los pobres
(Stardust, Eddie. Alabanza a Dioniso –Karma y Belleza-p. 13)
La voz poética también odia la belleza, pero respeta la fealdad; quizá advirtiendo al lector que esta es parte de aquella. Detrás del sentimiento de odio está la acusación a una sociedad sostenida en muchas falacias.
En “Los antiguos” manifiesta que: “En el principio se agrupaban los antiguos / dispuestos a la lucha, / armados contra el miedo” (p. 15); para luego cuestionar al cristianismo impuesto como contracultura:
Sus mujeres
eran y serán el anhelado deseo,
la fecundación que espera su aplastante útero;
condición maldita
para el blanquecino dios que, al son de la fe,
prostituyó su nobleza. (Ibíd.)
En “Oscuridad” se indaga en la psiquis, en el proceso creativo y en la redefinición de la belleza: “Se dijo bien que mal enrumbada estaba la conciencia” (p.18), “ Era una burla tu poesía?” (Ibíd.) “Mal es pues (…) todo, por creer que la belleza se relaciona con el olvido” (Ibíd.).
Una bofetada otorga la voz poética al lector cuando denuncia en el poema “Desvalidos rapaces” que:
Es tan pueril la humanidad,
al punto de que a un holograma cúbico
debemos la alegría,
el compañerismo y las cartas de tristeza. (p. 20)
Es decir, la deshumanización creciente nos condena a un proceso de involución, a la incomunicación, a la nada. Por ello, en otro poema salta sonoramente el siguiente verso: “El vivir es costumbre, el morir es ingenio” (p. 24)
En la segunda parte del libro, “Vorágine”, constan 3 cuentos impetuosos, como un remolino (léase: vorágine). En “Cloe y Raúl” se conjuga lo bello y lo feo como características de los personajes principales. En “El asesino bajo la cama” Erick, el protagonista, quiere construir su entorno, pero descubre que debe deconstruir “su” realidad, más bien: la realidad; para finalmente enterarse desde su óptica y la del narrador, que él es el causante del caos. El lector puede realizar múltiples inferencias hasta desembocar en un criterio bien fundamentado. Hay tres claves de muerte que funcionan como anticipaciones: la del personaje referencial que murió al pie de su escritorio, a causa de una sobredosis de ritalín y aspirinas; la del taxista que murió en el accidente mientras lo transportaba al protagonista; y la del asesinato de Adriana, su mujer. Todo esto, como derivación de una esmeralda que le obsequiara su abuela antes de morir. Entonces surge sobre él la sombra del fin: “La muerte lo buscaba, enviada desde el más allá por Casandra”. Finalmente, la voz narrativa da a conocer al lector que el protagonista después de unos minutos también muere. Se trata de un cuento muy bien delineado en la trama del misterio e intriga.
“Alucinaciones” es un cuento lírico, que juega con la evaporación del espacio-tiempo; intentando alucinar al lector. El poeta “maldito” Arthur Rimbaud aparece como un ser fantasmagórico y evocador de esa chispa de creatividad que busca el artista en el proceso de aprehensión de un universo de ficción. Luego, surge otro personaje, asimismo vinculado a la historia de la civilización: Rafael Sanzio (pintor y arquitecto italiano del Renacimiento, también conocido como Rafael de Urbino), quien le confiesa al narrador-protagonista:
Sufro por tu mediocridad, me lamento de nuestras miradas gemelas. No sabes llevar con orgullo, el peso de tu arte, te humillas por una ilusión constante y te engañas en esa mediocridad que día tras día te engulle y no deja más que desilusiones. Sólo queda tu mirada que es la mía y eso me entristece, eso es lo que me aflige. (p. 51. Traducción del italiano al español realizada por el editor)
Se trata de una autocrítica del narrador-protagonista, crítica que llega –rompiendo el contexto- hasta el autor. Valentía y objetividad serían los calificativos o “humildad académica”.
También se hacen presentes artistas ecuatorianos, tales como: Dolores Veintimilla de Galindo, Medardo Ángel Silva, Julio Jaramillo; y artistas como: Kurt Cobain, Shakespeare, Dalí, Janis Joplin y Frida Kahlo (un modo de rendirle homenaje a sus gustos estéticos). Entre estos personajes tomados de la realidad surge una especie de antítesis entre ellos y el narrador.
Para la segunda edición, Stardust sentirá el impuso de los lectores para incluir otros poemas y cuentos vinculados a su propuesta dionisíaca. Felicitemos a este joven escritor.
Daniel Calero Solís
Guayaquil, agosto 21 del 2014.
Auditorio de la
Alianza Francesa de Guayaquil.