La utilidad de lo inútil
Fernando Balseca
Para los habitantes de hoy, ¿qué sentido podría tener la labor de orfebre del coronel Aureliano Buendía, en Cien años de soledad, que consistía en cambiar los pescaditos de oro que él fabricaba por monedas de oro que luego convertía en pescaditos de oro que volvía a trocar por monedas de oro? El narrador de la novela explica que el coronel procedía de esa manera porque no estaba interesado en el negocio, sino en el trabajo. ¿Y cómo se interpreta, en La isla del tesoro, el hecho de que el verdadero tesoro no consista en los doblones, sino en la información histórico-cultural que en ellos se expresa?
Con estos y otros ejemplos tomados de muchos autores, el pensador italiano Nuccio Ordine está provocando con su libro La utilidad de lo inútil. Manifiesto (Barcelona, Acantilado, 2013) un revuelo en Europa a partir de una reflexión basada en la constatación de que, más allá de las acepciones que constan en los diccionarios, la palabra utilidad tiene sentidos diferentes: uno es que en aquello que creemos inútil hay una utilidad esencial para llevar una buena existencia. Se trata de un verdadero manifiesto en la medida en que Ordine cuestiona la lógica utilitarista que gobierna nuestras acciones.
Por eso propone considerar “útil todo aquello que nos ayuda a hacernos mejores”. En ese carril, desmorona los cimientos de la lógica de la ganancia y de la lógica del dinero que no deberían imperar como medidas esenciales de nuestros emprendimientos; por eso nos llama a asumir otros valores: “La vida de un museo o una excavación arqueológica, como la de un archivo o una biblioteca, es un tesoro que la colectividad debe preservar con celo a toda costa”. ¿Cuáles son los valores que hay que cuidar? Ordine contesta: “Aquellos saberes cuyo valor esencial es del todo ajeno a cualquier finalidad utilitarista”.
“Es doloroso ver a los seres humanos, ignorantes de la cada vez mayor desertificación que ahoga el espíritu, entregados exclusivamente a acumular dinero y poder”, continúa, haciéndonos percibir que lo inútil es tan necesario como los signos vitales, pues “las actividades que no sirven para nada podrían ayudarnos a escapar de la prisión, a salvarnos de la asfixia, a transformar una vida plana, una no-vida, en una vida fluida y dinámica, una vida orientada por la curiositas respecto del espíritu y las cosas humanas”. Don Quijote es el héroe por antonomasia de la inutilidad, pues enfrenta con entereza las empresas destinadas al fracaso.
Luchar contra la hegemonía del mercado que merma el respeto por las personas es un imperativo, porque hemos puesto en riesgo añejas experiencias de lo humano: poco importan ya la literatura, la fantasía y el pensamiento crítico. “En el universo del utilitarismo, en efecto, un martillo vale más que una sinfonía, un cuchillo más que una poesía, una llave inglesa más que un cuadro: porque es fácil hacerse cargo de la eficacia de un utensilio, mientras que resulta cada vez más difícil entender para qué pueden servir la música, la literatura o el arte”, sentencia. El desafío es que el vivir coincida con lo que es bueno para todos y no únicamente con lo que creemos útil.
Fuente de texto y foto de Fernando Balseca: Diario El Universo. Guayaquil, diciembre 5 del 2014, p. 8 Recuperado en: http://cdn.eluniverso.com/opinion/2014/12/05/nota/4306001/utilidad-inutil