Fue una nube soñadora
que se enamoró del viento
y que en mágico momento
quiso amarlo sin pensar.
sin pensar que el mismo viento,
Impetuoso y desatento,
ni siquiera lo notó.
Ni siquiera una mirada
que dejara algún recuerdo
de un pasado inexistente,
de un amor que no nació.
Fue tan solo una quimera
de una nube soñadora
que en el viento se fijó.
Era un viento majestuoso,
quien agitaba los mares
y viajaba a mil lugares
en efímeros momentos.
No prestó atención alguna
a la pobre soñadora
a esa nube encantadora
que por el desvaneció.
¿Dónde estás amor?
Si
es de día o es de noche, qué más da,
Si
en mi alma solo hay frio y soledad,
Ni
siquiera el sol se quiso despertar
Y
las nubes junto a mí no cesan de llorar.
Desde
que te fuiste has dejado en mí
Un
triste lamento y ganas de morir
Camino
en la nada y callo mi dolor,
Soy
como una nimia sin tu resplandor.
¿Dónde
estás amor?, llora mi canción,
Lloran
las montañas, llora un ruiseñor
Que
se han congojado al ver mi dolor
Y
del llanto triste de mi corazón.
Si
es de día o es de noche qué más da
Si
navegan mis gemidos a la eternidad,
La
tarde oscurece y la soledad
Se
arraiga en mi pecho hace su voluntad.
Una
suave brisa me habla de tu amor
Y un
mudo silencio contempla mi horror
Que
en lúgubre instante se apagó tu voz
Y en
eterno sueño me dijiste adiós.
Contéstame
¿Por
qué te cruzaste en mi camino?
Aunque
no era feliz, vivía tranquila,
Hoy
conozco de tu vida, todo:
Como
piensas, como ríes, lo que anhelas…
Tu
mirada hacía temblar todos mis tejidos,
Tu
sonrisa blanca alumbraba mi martirio,
Desde
cuándo te adueñaste de mi vida,
de
mi mente, y hasta de mis intenciones
¡Anda!
¡Vamos! ¡Dime!
Con
qué permiso te adueñaste de mi vida,
¡Anda!
¡Vamos! ¡Dime!
Por
qué hasta hoy me muestras
lo
más oscuro de tu negro corazón entumecido.
Tus
palabras que ayer me acariciaban,
las
mismas que ayer me enloquecían,
fueron
solamente vil mentiras,
que
devuelven a mi vida, la tristeza.
Para
qué me enseñaste a enamorarme,
si
en la nada queda lo que ayer me daba vida,
dime
adiós con esos labios mentirosos,
dime
adiós con esos labios embusteros,
que
hoy son causa de esta terrible condena,
de
quererte y no tenerte mi alma pena.
A un mal amor
Tú quisiste que te quiera
sin
quererme de verdad,
me
pediste mi alma entera
y
hoy me quedo en soledad.
De
mi amor te lo di todo
en
bandeja de cristal
y
tú, tonto, de algún modo
solo
me causaste mal.
Fuiste
espinas en mis manos,
fuiste
hielo en mi colchón,
melodía
de algún piano
que
mató mi corazón.
Vete,
vete de mi vida
ya
no creo más en ti,
tu
dulzura desabrida
ya
no será para mí.
Asomada en mi ventana
Asomada en mi ventana
la aurora empieza a nacer
y a las flores el rocío
su frescura ha de envolver.
mas en cambio en mí un vacío
se apodera de mi ser
se apoderan de mi mente
los recuerdos del ayer.
Asomada en mi ventana
viendo la lluvia caer
se ha formada una fontana
de tristeza por doquier
siento que cada mañana
el alma voy a perder,
pues te fuiste de mi lado
sin motivo ni un porqué.
Asomada en mi ventana
siento en mis venas correr
el amargo desengaño
del amor y del querer,
quizá conociste un día
el amor de otra mujer
que se ha vuelto tu porfía,
mi dolor y tu placer.
Ten presente vida mía,
el placer se
ha de acabar
y llorando tus miserias
vas a querer regresar.
Tal vez me encuentres dormida
en brazos del sueño eterno
cansada de aquel infierno
que me dejó tu partida.
¿Qué sucede corazón?
Aquí,
o allá, ¿en dónde estás?
ya
no ríes como antaño
¿Qué
sucede corazón?
no me
alcanzan las palabras
para
darte una razón.
viles
labios mentirosos
con
elocuente fulgor
engañaron
a mi gente
y
acabaron con tesón
mitigando
con el hambre
sus
fuerzas y su esplendor.
En
los campos, sol ardiente
con
la esperanza acabó,
y
hoy se acercan tales fechas
donde
te ofrecen valor
y al
cabo de mes y medio
se
olvidan que existe Dios.
Una
niña cara sucia
y
sin zapatos me sonrió,
me
acerqué y le pregunté
¿estás
sola? Y ella respondió,
Tuve
madre, tuve padre
Y
una fiebre los mató.
¡Pobrecita
cara sucia!
y
ahora ¿Qué será de ti?
tropezando
por el mundo
enfrentándote
a vivir,
mientras
tanto aquel culpable
deprimido
en la abundancia
exigiendo
los derechos
que
de tu mano arrancó.
Ellos
callan, ellos “no saben nada”
y en
sus bolsillos esconden toda el arca dorada,
y en
sus corazones, la podredumbre arraigada.
Ya
no calles amor mío
es
momento de exigir
que
se castigue al impío
Por
su inefable maldad,
por
su engañosa retórica,
por
su elocuencia falaz.
Quiero
verte de esperanza,
quiero
volverte a mirar
con
tus ojos de padre, de madre,
de
niña y mujer, de anciano,
de
estudiante y profesional
Con
tu cuerpo y con tu alma
Siempre
firme, siempre en pie.
Testigo
Yo
vi al cielo apagar las estrellas
Y en
los mares sirenas cantar,
fue
tan triste el canto de aquellas,
que
hasta el cielo se puso a llorar.
Vi a
los campos soportar sequías,
Y a
los vientos arrastrar dolor,
Donde
en tiempos la lluvia caía
hoy
no nace en ella ni una flor.
Vi
millares de árboles talados,
viles
manos que se han encargado
de
acabar con dádivas de Dios.
Vi a
la tierra temblar por momentos,
ya
cansada de tantos tormentos
y de
abusos causados por nos.
A los poetas del mundo
A
los poetas del mundo
que
han sabido con su pluma
expresar
sentimientos bellos
y
también denunciar:
injusticias,
traiciones, dolores,
ingratitudes,
falsías y dicotomías.
A
los poetas del mundo
que
con sus letras sublimes
y
con sus versos sonoros
hacen
que las almas perturbadas
encuentren
el sosiego anhelado.
A
los poetas del mundo
que
no callan y comparten
cada inspiración que nace del profundo
sentimiento,
que
hacen de la naturaleza una metáfora
y de
cada sentido una sinestesia.
A
los poetas, pregoneros
de
la paz del mundo,
a
los que son capaces
de
ver reflejado
en
la mirada de un niño
el
verdadero cielo y
el
verdadero cariño.
A
los poetas del mundo, a ellos,
hoy
quiero regalarles
mis
versos sinceros
y de
los jardines,
las
flores en enero.
A
los poetas del mundo
a
Becker, a Benedetti, a Neruda,
a
los Decapitados y a Cernuda,
a
ello, a los grandes poetas
a
los poetas de ahora,
a
los poetas de siempre
yo
le rindo un homenaje
al
unísono de mis versos más profundos.
Hombre de roble y campo
Hombre de roble y campo
hombre de tempranas madrugadas
hombre de noches de luna y de ardientes soles
hombre de piedra, de mampostería
hombre que olía a café, a café sin horarios.
hombre sin fechas, y sin calendarios
hombre de algazaras, tosco y sin desdén.
hombre que se perdió en la distancia
en el trabajo fuerte, en la rutina intensa,
hombre que callaba sus penas y gritaba sus alegrías.
Hombre de roble y campo
hombre sencillo, equivocado el camino
hombre sabio que supo reconocer sus errores
y recobrar su destino.
Para mí fuiste un gran hombre, yo te recuerdo distinto
a lo que decía tu historia, yo te recuerdo valiente y
te recuerdo cansado, pero jamás, jamás derrotado.
Siempre tendré presente lo que un día me dijiste:
“Deja que yo muera en el corazón del mundo,
pero jamás dejes que muera en tu corazón y en tu mente.”
Anita Jiménez. Licenciada en Ciencias de la Educación. Casada con Luis Sánchez Mora. Tiene tres hijos; Camilo, Fabián y Gabriel. Labora como docente en el área de Lengua y Literatura en el nivel medio, en la Unidad Educativa Bilingüe Steiner Internacional. Es secretaria fundadora de la “Fundación Nacional para la Miastenia Gravis, Ecuador”. (Padece miastenia gravis, enfermedad poco común, que muchas veces le ha quitado las fuerzas del cuerpo, mas no las del alma y el corazón. Escribe poesía romántica, melancólica y sentimental. Afirma: "Amo lo que hago. Amo la poesía".
Con este poemario obtuvo una Mención de Honor en el III Concurso Nacional de Poesía David Ledesma; convocado por el Centro Cultural Ecuatoriano Medardo Ángel Silva y Ecuador Literario y Artístico.