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lunes, 1 de febrero de 2021

"PUNTOS SUSPENSIVOS" , DE ANDREA TOAPANTA - SEGUNDO PREMIO EN EL III CONCURSO DE POESÍA "DAVID LEDESMA"

                         "PUNTOS SUSPENSIVOS"

                          DE ANDREA TOAPANTA

   SEGUNDO PREMIO EN EL III CONCURSO NACIONAL

                 DE POESÍA "DAVID LEDESMA"


PUNTOS SUSPENSIVOS

CENIZA

Andrea Toapanta 

Cae el telón de fuego

fuiste arte y en ceniza te convertiste.

El sonido al rozar tus destrozadas alas,

vuelve a mis sueños

con sus murmullos atrevidos, celosos y en puntillas,

se ha convertido en una táctica para ovillarme en tus flamas.

 

Gigantesco hoyo, oscuro, desahuciado,

este muro que dejaste en la puerta de mi casa

me tiene cautiva, mientras me carcomen las hojas que besaste,

¡oh, tu bendito olor! Como navajas intentando envenenarme,

magullando mi sangrante piel, entrando sin aviso a cada poro.

Perdida en este mundo cruel, fuiste mi chispa

a punto de venderle mi voluntad a este demonio, sediento de pasión

morí por un bocado de ti.

 

Aquellas etéreas alas, volaban inquietas, buscaban pasión, libertad, 

gritaban tu nombre sin límite mientras descansaban en mí,

cristalizada por tan malévolo acto de amor,

acepté cada lágrima,

acaricié tu ingenua soledad, bailé con dagas en llamas

en la hoguera amarrando mis nervios a la espalda,

quebrándome,

sacrificando mi piel

me forjé como tu eterna esclava.

 

CEREZA

Maldita la primavera que se ha llevado mi soledad

lejano y escondido el paraíso de los pecadores,

abrazados al unísono de este arrullo que le pertenece al viento.

 

Esta noche, sin aviso,

me he acribillado a tus pies, amante perpetuo,

te he entregado la muerte inmortal,

Dios del abismo y del miedo.

Me he convertido en tu preso, ruego misericordia

por haber pecado ante tu luz,

profanando aquellos ojos que no he de merecer,

fui tu arte y te convertiste en mi sempiterna poesía.

 

Átame a tu ser, escóndeme hasta el ocaso,

permite a esta alma derrotada en las llamas

ser digna suficiente de un puñado de tus estrellas,

tu fuego siempre ardiendo

zapatea al compás de mi respiración.

Sin aliento, a cinco centímetros por segundo

Me desplomo en picada hacia ti,

como las pequeñas flores de cerezo de esta maldita estación.

 

ASLAN

Gritos desesperantes,

perpetuas señales de auxilio,

aquellos bellos ojos rubí, cubiertos de un oro despampanante

se mueven con la brisa del muelle.

Suena a veintidós noches de desvelo, exasperada por contemplar tu silueta

entre los libros del anaquel donde nací para ti.

 

Te pudriste hundido en mis letras,

perversas letras suicidas que creé para que te sostuvieras,

pero te apagaste

decidiste consumirte en la llamarada de la cual te salvé.

 

Innombrable Dios, que te dejó marchar,

imperdonable ser en el que me has convertido

sumergida en el pecado atroz de acariciar tu soledad,

este amanecer quema,

¿ardieron como el mismo infierno tus cicatrices?

 

Tu voz, te la arrancaron,

estas canciones de cuna me arrastran al abismo

indescriptibles pesadillas, sangriento entre mis versos

tembloroso clamas mi nombre. 

Tú,

siempre

tan fugaz.

 

Regresa.

 

 

CRONOS

Pasos,

voces en mi cabeza,

he sentido mucho en lo poco que tengo,

un mundo nunca explorado, inmutable e irreparable.

 

He buscado esperanza con fervor en el cielo,

lo arruiné,

huía de la luz a la sombra de las inolvidables letras

de un nombre que jamás oí.


Sin anestesia, este rancio mundo está fuera de quicio

Tik,

las manecillas no paran, me dejan atrás

cadenas, llenas de rencor y bizarra ambición, no tiemblan

Tok,

pasos silenciosos, ¡Ay, maldito reloj!

te has detenido, espectro del tiempo

acechas desde el resquicio de mi putrefacta realidad.

 

Los fantasmas, huyen de mí

¿cuál es el peso de una simple promesa?,

fuimos estrellas, no hay vuelta atrás.

Que nos traguen y nos sometan en el escenario

el espectáculo no termina, los muertos no sienten,

el destino no existe, el azar es una víbora.

 

Endemoniada suerte que se ha acabado

El cataclismo regresa,

Y el mañana es solo un mito.

 

LUCES

Quizá, me he divagado entre los besos del sol en tu semblante

o tal vez, he soñado con tu voz más veces de las que anhelé

 

Tú,

y el sonido del piano como música de fondo,

majestuosa sintonía al ton de tu risa.


Me he perdido en la bendita oscuridad de tus ojos,

he dormido en el hoyuelo de tu felicidad.

Quien sabe cuántas veces mi corazón tanteó por ti en la sombra,

hasta que, por fin y con calma

sentí la calidez de tu voz.

 

La utopía que creé de mí misma, del amor,

la borraste en un solo beso

sacaste la piel de mi pasado, me acariciaste, me ovillaste a tu lado,

me salvaste, incluso indeciso

quisiste a esta niña perdida en un mundo cruel.

 

DESESPERANZA

He dejado la cordura hace tiempo,

en este caótico mundo dejamos de ser nosotros

nos dividimos y restamos nuestras almas para sobrevivir.

 

Cayendo por el limbo,

balanceándome en las memorias

¿cuán real fuiste?,

he vuelto a tomar lápiz y papel

letra a letra me despedazo,

mis fisuras se abren y me deshojo.

.

Mis pétalos caen sin mesura,

se los lleva el viento y sin avisar te rozan el rostro,

fue la única ocasión en que te llegué a tocar.

 

Muerta.

 

HOLA EXTRAÑO

Hola extraño,

tropecé entre el hilo del destino y algo parecido a tus ojos

océano infinito, obscuro, calmo y tenebroso.

 

Escondido en medio de rizos color miel

labios rojos, corazones palpitantes,

gentil brisa que lame tus rincones antes que nadie

celosamente la codicio.

¿Cómo podré tocarte?

 

Violenta la respiración de mi alma al oír tu voz

mezclándose al compás de una canción perdida en el tiempo,

sostenerse de ti suena a fantasía

testigos son las estrellas, hablo de ti en voz alta.

 

¿Quién eres?,

como la nieve que no se derrite

todo lo que has dejado atrás se convirtió en mi vida,

los lazos que pudieron unirnos

como el viento, como las olas del mar, no hay regreso

sigues sin mirarme.

 

Palabras desconocidas, nunca salieron de tus humeantes labios,

la lluvia golpeando el parabrisas del bus

¡oh, temible olvido caminando por nosotros!,

como el papel de la carta que nunca entregué

el estrellado cielo me arranca de tu lado.

Vacía y tenebrosa mi habitación,

colgada de la luna, sostenido mi corazón cansado

la bebida sabe dulce después de conocerte.

 

¿Podré adivinar quién eres?

desnudar hasta tu último pensamiento suena prometedor,

saborear tu pecado en todo su esplendor.

 

Corro sin mirar atrás en busca de tu aliento

sé que no alcanzaré el tren cósmico a ti,

sonata de mis noches, cuna de mis deseos

un segundo,

un solo segundo,

no me pierdas de vista.

 

Hola, extraño

tu cuchillo afilado en mi garganta.

Debí amarte antes.


                   Génesis Andrea Toapanta Ramos

          (Quito, 2001). Lee a Neruda, César Vallejo.

          Escribe poesía desde su niñez. 

Con este poemario, Andrea Toapanta obtuvo el Segundo Premio en el III Concurso Nacional de Poesía David Ledesma, convocado por el Centro Cultural Ecuatoriano Medardo Ángel Silva.


Foto: Cortesía de la autora.

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