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viernes, 28 de mayo de 2021

Semblanza al Dr. Jorge Ocaña: La narrativa de Isabel Calero

 

SEMBLANZA AL DR. JORGE OCAÑA    

En una bella y resplandeciente mañana, con brillo destellante de los rayos del sol, nace en una casa -como se acostumbraba en aquella época en Guayaquil, de manos de adiestrada comadrona- un hermoso niño muy blanco y sonrosado, con hebras de cabellos dorados, con regocijo de sus padres y hermanos; en el Barrio del Astillero, sector emblemático de nuestra bella ciudad. Sector privilegiado frente al ancho río Guayas que dejaba ver unas cuantas embarcaciones pequeñas que se mecían al vaivén del hermoso río. El penúltimo de sus hermanos alegraría de tal manera a su hogar. “¡Vaya -comentaban-, nació de pie!”. “Buena suerte va a tener”.

Hogar donde prevalece la dedicación al trabajo, la honestidad y honradez. Jorge le dieron por nombre, como buenos católicos. Fue creciendo, muy juguetón. Disfrutaban en familia de sus inolvidables viajes a la serranía, por la provincia de Bolívar. Con bellos paisajes como pinceladas de acuarelas indescriptibles, de variados colores. Sus colinas, que matizan de todas las tonalidades de verde, café marrón y amarillo daban la sensación de paz interior y de mucha espiritualidad, lo que Jorge percibió desde muy niño, lugar donde habían nacido sus padres. Le dio una fuerza en su ser y fue forjando en su carácter a una persona muy amplia en su forma de ser, de ver la vida con claridad, valores que se agregaron en su ser.

Desde el inicio en sus estudios escolares hasta los colegiales y universitarios, siempre tuvo admiración por los valores gremiales que él defendió sin compromiso alguno. A la par se fue forjando como un excelente cirujano urólogo pediatra, con mucha dedicación, obteniendo merecidos reconocimientos en su formación. Lo conozco desde hace mucho tiempo, me llamó siempre la atención su forma de ser: Seguro de sí mismo, sin poses, muy espontáneo y sincero. Para él la mayor felicidad en su vida ha sido su familia. Y el ver en sus hijos reflejadas sus enseñanzas de hombre de bien.

                                                      Dra. Isabel Calero Solís

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