Páginas

viernes, 19 de agosto de 2022

HENRY LÓPEZ GONZÁLEZ: MENCIÓN DE HONOR IV CONCURSO NACIONAL DE POESÍA DAVID LEDESMA

          

                          VOZ Y ENCIERRO

 

                    AFECTOS

                        I

Estaba prohibido hablar de afectos

que la sangre borrara sus huellas 

y en el destierro bajo la luna llena

nos culparan por los prohibidos encuentros,

cuales condenados y amartelados enfermos

desintegrándose en deseos inapropiados,

como si pecaran, como depravados

que se degluten en besos al sol

incrustando espinas en el corazón

y finalmente… ¡en un adiós morirán mutilados!

 

                         II

 

Afectos aguardan bajo nuestra piel

nos arañan desde dentro

desde un pseudoconsciente óseo y hueco

transmite latidos en tonel,

sentimientos que no palpan ni se pueden ver

es un mecanismo en sedición

que era mejor blindar o no tener motivación

¡Que no hablemos, he dicho!

toquen guitarras, canten cosas sin sentido

al calor del mediodía… al sol.

  

                    III

Callen, cierren bocas y picos

y el viento enmudezca

en torbellinos de catarro.

Afecto…

apego patológico,

beso, orificio, nervio

pulsión, mezcla arrogante

galopante magnetismo 

que en el viento musita

seca ese rostro afligido

emergido de la decepción

que ninguno y nadie se atreverá a mencionar.

 

           HORA DE IRNOS...

Intercalamos nuestra vida

entre días buenos y semanas malas,

señalamos una ruta que desconocemos

donde nos reconocemos y también nos olvidamos.

Odiamos la máscara de la estabilidad

mientras dentro en cada uno

entre llamaradas y humo

gritamos, arremetemos

contra las cosas para destrozarlas.

 

Fui exiliado a patadas del espacio

donde anida la piedra

entre tu 2da y 5ta costilla,

con las pastillas y las pócimas

fue mi último e íntimo contacto 

para poder lidiar con el demonio

que esperaba sentado vernos consumir a besos.

 

Fue inigualable.

Nadie más cometió tantos pecados

y pude desvestirte el alma

a medianoche con un cigarrillo

con la piel junta en ese espacio enmudecido

que nos pedía fluir entre tensiones

para que puedas descansar tranquila,

mirarte hasta que la alarma suene

y nos diga que ya es hora de irnos.


        POR UN INSTANTE

Te acompañé al hospital

porque no quisiste molestar a los tuyos

y estuve yo, pensaste en mí

te acompañé, la enfermera llamó

y al escuchar tu nombre tomé tu ropa

luego me senté y la señora de junto

me preguntó: ¿A qué hora saldrá su esposa?

sonrojé, sonreí

el gesto lo ocultó la mascarilla.

 

Aunque nada nos une

ni sangre, ni apellidos

hoy solo vine a acompañarte

porque no hablaste a los tuyos

yo estuve allí

como un escapado de sus líneas,

el amante más absurdo

con el que siempre cuentas

el que sirve para algo

no tu amigo ni tu allegado

porque esas son formalidades

pero la señora a mi lado

me preguntó por mi esposa

y no la desmentí

imagina si lo fueses,

ser algo mío, al menos prestado,

mi esposa por un instante

hasta que la vida nos vuelva polvo

sople el viento y nos arrastre 

para así volver a juntarnos.

 

UNA VOZ EN EL ENCIERRO

                I

Al final de la jornada

 

Esperar reunirnos y la vida retome su vía

de abrazarnos otra vez.

Partieron sin despedirse

quebrantos de recordar son los que quedan

a quienes el tiempo solo dilató,

la sombra nos robó el aliento

creímos escuchar un chasquido 

y la muerte quizá siguió su paso

con miedo tal vez temprano, quizás tarde

¡Fe, nunca nos faltes!

y al final de la jornada

encontrar el abrazo que en casa nos espera.


                      II

251220

 

Año de perturbaciones

entre corazones que dejaron de latir

le pedí al destino: ¡Dame tregua!

no me dejes a un lado del camino.

 

Leí entre lápidas una leyenda

que rimadas sonaron a versos de amor

un coro, una melodía rockera y pegajosa

y entendí entonces que los ángeles

también te dan la espalda.

 

Se inunda un hogar cuando sonríen los niños

el beso de una madre esperando

es la fuente que jamás agota

en la oscuridad de una o mil pandemias.

 

Semblanza

Henry Daniel López González, ecuatoriano, oriundo de la cuidad del Guayaquil. Médico de profesión y especialista en Psiquiatría, labora en un hospital de la ciudad. Además, dedica tiempo a la escritura y lectura literaria entre sus ocupaciones lo que considera un escape a todo lo convulsionado del ritmo de la vida actual. 


Foto: Cortesía del autor.

Dr. Henry López González

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tus palabras.