JAQUELINE HUACANÉS: TERCER
PREMIO
IV CONCURSO NACIONAL DE POESÍA DAVID
LEDESMA
DELIRIO EN EL ESPEJO
I
Un pedazo de carne con nombre,
existir solo en el espejo.
No quiero este cuerpo, murmuran desde adentro;
quiero empezar en otro cuerpo,
estas ranuras son obscuras,
la nariz no aguanta el ardor
ni los ojos la tumefacción,
los cabellos duelen, pensar los agobia.
En su campo de guerra;
a este cuerpo le asesinan sus penas,
se ahoga en su humedad.
Es un cuerpo enojado,
rebota entre el sueño y la realidad,
está infectado, agoniza.
Un día lo mataron y un día se dejó morir.
II
Este cuerpo llora porque no fue,
se decepciona por no estar ahí,
protesta porque le tocó,
maldice porque no le pasó.
Siempre hay algo,
le hace más allá o más acá de la buena fortuna.
las palabras no le alcanzan.
Vive la matanza del poco amor,
ve morir la paciencia.
Siente desdén por la luz que nunca entró,
su Judas no desaparece; le grita, le culpa,
va y viene en columpios de palabras.
¿Cuántas aceptaciones colman una vida?
¿Cuántos nadas forman un algo?
Busca en la chatarra los abrazos para curar
y los perdones para empezar.
III
Este cuerpo un día amó
y otro día se le enfermó el amor,
se le volvió grosero e indiferente,
mentiroso, mordaz, aprensivo,
jugó a la guerra, perdió el honor,
las palabras fueron balas y los gestos un cañón.
Se hizo víctima, se hizo cruel,
asesinó por momentos, miró sangrar,
acuchilló un alma, la mató.
No es verdugo, refrescó su ser,
lo enterró tantas veces un amor,
necesitó coser su boca, silenció su voz.
Vivió tanto y demás, ahora quiere menos.
reniega por la no condescendencia,
sacrificarlo fue su única opción.
IV
Después del crimen hay delirio,
sonidos
en las botellas,
los
gatos llaman.
cuenta
los pasos de su perro,
punza
la piel.
Vive
sin nada y muere con todo,
escucha
el crujir de los huesos.
percibe
las grietas,
vidas
lamentadas,
Este
cuerpo respira en el vacío,
su
fantasma busca tiempos,
escucha
un golpe, horrorizado regresa.
condenado
está en manos de la ausencia.
habla
sarcásticamente, envenenado tambalea,
perece
y la marioneta de la noche canta;
los
recuerdos se le desploman a la garganta,
el
tormento arrebata su existencia.
V
¿Qué
hace un cuerpo a la puerta de la desdicha?
Masacrar
sus células y metamorfosear,
buscar
un lugar para morir,
llorar,
lamentar, correr, dormir,
advertir
la lluvia y saber que el exceso pudre,
volverse
ciego, sordo, mudo,
Este
cuerpo tiene una mente sin abrigo,
se
infla y desinfla ahogándose en introspecciones.
Estropeado
en tanto egoísmo perdió la suerte de volver
paralizado
en el espejo mira todo envejecer.
VI
Ahora,
este cuerpo camina al son de sus dolencias;
hacia atrás buscando destino,
hacia delante recordando el futuro,
imagina tanto que los presentes sean futuros,
no vivir los ayeres en los mañanas,
marcharse con el hoy en las manos,
a veces, los libera para que florezcan,
a veces, los encierra para conservarlos,
son tiempos sin nombre,
son cosechas del desaliento.
SEMBLANZA
Hilda Jaqueline Huacanés Imbaquingo nació en Tulcán,
provincia del Carchi el 5 de mayo de 1987. Animalista y vegetariana. Licenciada
en Comunicación Social, graduada en la Universidad Central del Ecuador.
Diplomados en educación y tecnología. Su trabajo ha sido un vaivén de
aprendizajes: asesora de proyectos, correctora de textos, profesora de lenguaje
y asistente administrativa. Ha manifestado: “Escribo
porque es en la palabra donde se materializan los
laberintos mentales”.
Foto: Jaqueline Huacanés. Cortesía de la autora.
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