Hay días tan extensos. Tan absurdos.
Tan pródigos de nubes inauditas.
Hay días en que el sol pierde su rumbo
y el cántaro del alma se hace trizas.
Hay días de cansancios prematuros.
De sueños moribundos en la orilla.
Hay días que son manos. Y son nudos.
Hay días que son soplos de ceniza.
Hay días que transcurren sin más gloria
que aquella concedida por lo urgente
del mundo cotidiano: tantas cosas
como el agua. Como Dios. Como la suerte.
Hay días que dibujan nuestras sombras.
Hay días que transitan para siempre.
Kléber Quiroz Quinto
(15 / 03 / 2022)
Foto: Cortesía del autor.
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